BUDISTAS




Biografía de SS. el 14° Dalai Lama, Tenzin Gyamtso
No renuncies jamás

¡Nunca pierdas la esperanza!
Cualquiera sean las circunstancias,
¡No renuncies jamás!

Desarrolla tu corazón.
En tu cultura, demasiada energía es dedicada
para desarrollar el intelecto en lugar del corazón.
Desarrolla tu corazón.

Sé compasivo.
No solamente con tus amigos,
Sino para con todo el mundo,
Sé una fuente de compasión.

Obra por la paz.
En tu corazón y en el mundo,
Obra por la paz.

Te repito, ¡nunca pierdas la esperanza!
Cualquiera sean las circunstancias,
¡No renuncies jamás!
Sea lo que sea que ocurra a tu alrededor,
¡No renuncies jamás!


El Dalai Lama es el líder espiritual y temporal del pueblo tibetano. Dada la estricta coherencia entre su pensamiento y su acción, es ampliamente reconocido como una de las personalidades y líderes de opinión moral más destacados de nuestro tiempo. Nació el 6 de julio de 1935 en un pequeño pueblo del noreste del Tíbet. Miembro de una familia de campesinos, a los dos años fue reconocido, según la tradición budista, como la reencarnación de su predecesor el XIII° Dalai Lama. Los Dalai Lamas son considerados encarnaciones del Buda de la Compasión, quien ha elegido manifestarse constantemente para beneficiar a los seres. Dalai Lama es un título mongol que se traduce como Océano de Sabiduría. Inició sus estudios a los 6 años. A los 24, aprobó los exámenes en las tres principales universidades monásticas: Drepung, Sera y Ganden. En 1959 obtuvo con honores el grado de Gueshe Lharampa, Doctor en Filosofía Budista.

Responsabilidades del Liderazgo
El 17 de noviembre de 1950, tras la invasión del ejército popular de China al Tíbet independiente, S.S. el Dalai Lama tuvo que asumir el poder político del país como jefe de estado. En 1954 viajó a Beijing para sostener conversaciones de paz con Mao Tsetung y otros líderes chinos. Pese a esos esfuerzos, la intolerable presión de los invasores provocó en 1959 el levantamiento nacional tibetano, el cual fue reprimido con brutalidad. S.S. se vio forzado a dejar su país y solicitar asilo político a India, adonde emigró seguido por más de 80.000 tibetanos. El gobierno indio del primer ministro Nehru, en una actitud valiente y amistosa, los recibió con generosa hospitalidad. Desde entonces, ha vivido en sencillas condiciones a los pies de los Himalayas en Dharamsala, India, donde también se estableció la sede del gobierno tibetano en el exilio, que desde 1963 es una democracia constitucional. Dharamsala, conocida como la pequeña Lhasa, cuenta con instituciones culturales y educativas y sirve de capital en el exilio para los más de 130.000 refugiados tibetanos. Éstos viven principalmente en la India, y también en Nepal, Suiza, el Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá y otros 30 países. En las pasadas décadas, el Dalai Lama ha tratado esforzadamente de abrir caminos de diálogo con los gobiernos chinos. En 1987 ante el Congreso de los EE.UU., y en 1988 en Estrasburgo, propuso un Plan de Paz de cinco puntos, con el objetivo adicional de estabilizar social y políticamente toda la región asiática. Ese plan recibió numerosos elogios de hombres de estado y de cuerpos legislativos a lo largo de todo el mundo, incluida la comisión de Derechos Humanos del Honorable Congreso de la República Argentina. Las autoridades chinas, lamentablemente, se han rehusado hasta el momento a negociar sobre estos puntos.
Desde su salida de Tíbet, S.S. el Dalai Lama consideró que sus principales tareas como líder religioso y político eran proteger a los exiliados tibetanos, salvar a la cultura tibetana de la extinción, y buscar una solución de largo plazo para el conflicto de su país. Para ello, a lo largo de los últimos cuarenta años, se ha presentado ante la ONU, y ha viajado extensamente, encontrándose en reiteradas ocasiones con líderes espirituales y políticos de primer nivel de todo el mundo.

Premio Nóbel de la Paz
Su intensa labor y prédica en pro de los valores humanos fundamentales, y de una vía no-violenta para el conflicto del Tíbet en particular, y de los conflictos internacionales en general, le valieron el reconocimiento mundial en 1989, cuando se le otorgó el Premio Nóbel de la Paz. En esa ocasión señaló: “Acepto este premio con profunda gratitud en nombre de los oprimidos de cualquier lugar, y de aquellos que luchan por la justicia y trabajan por la paz del mundo.” Con ello puso de manifiesto, al mejor estilo de un buen practicante budista, que si bien su compasión y sus esfuerzos están inmediatamente encaminados a defender y salvaguardar al pueblo tibetano, también se extienden a todos los seres humanos sin distinción.

Reconocimientos y Premios
S.S. el Dalai Lama ha visitado un gran número de países para compartir su mensaje práctico de compasión universal, paz y armonía, en un incansable esfuerzo por mitigar el sufrimiento del mundo. Su prédica elocuente es a favor de una comprensión global de los beneficios de la bondad y la compasión, del respeto al medio ambiente y, por encima de todo, acerca de la necesidad de lograr paz en el mundo. Desde su primera visita a Occidente, la reputación de Su Santidad como erudito y hombre de paz ha crecido sin cesar. Desde 1959 y hasta la fecha, además de haber sido distinguido con el Premio Nóbel de la Paz, Su Santidad ha recibido más de 60 doctorados Honoris Causa, distinciones y premios de prestigiosas universidades y otras instituciones en el mundo. Estas distinciones son un reconocimiento a su obra literaria sobre filosofía budista, y a su liderazgo al servicio de la libertad, la paz y la no-violencia. Entre estas distinciones se cuentan el Doctorado Honoris Causa de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA en 1999, y de la USAL en 1992.

Contactos con Occidente y Oriente más allá de las Culturas y las Religiones
A partir de 1967, movido por la vocación de hacer conocer su mensaje de compasión, amor, convivencia y sabiduría, y a su interés por contactarse con otras culturas y personalidades, Su Santidad comenzó a viajar por todo el mundo, siendo recibido por las más importantes figuras religiosas, sociales, académicas y políticas. Esos viajes lo han llevado a más de 50 naciones como visitante ilustre. En las reuniones con estos líderes, como también ante grandes audiencias en universidades, iglesias y templos, el Dalai Lama ha enfatizado una y otra vez su creencia en la unidad de la familia humana, y en la necesidad de que cada individuo desarrolle un sentido de responsabilidad universal: “Hoy vivimos en un mundo interdependiente. Los problemas de una nación ya no pueden ser resueltos por ella sola. Sin un sentido de responsabilidad universal, nuestra propia supervivencia está en peligro. Básicamente, la responsabilidad universal es sentir como propio el sufrimiento de los otros. Siempre he creído en la necesidad de un mejor entendimiento, una cooperación más estrecha y un mayor respeto entre las naciones del mundo. Pues el amor y la compasión son el fundamento moral de la paz mundial.”

En mayo de 2005, S.S. el Dalai Lama fue invitado junto con otros 29 laureados con el Premio Nóbel, líderes políticos y pensadores, para discutir soluciones a los infortunios del mundo, en un serio intento por aportar respuestas a los problemas en cuatro áreas principales que incluyen: el terrorismo y la paz, el desarrollo económico y la pobreza, salud y medio ambiente, educación y medios. Un total de 36 pensadores mundiales de primer rango, pertenecientes a las áreas de humanidades, medicina, física, literatura y economía asistió a la conferencia, siendo anfitrión el Rey de Jordania, Abdullah II y el Premio Nóbel de la Paz Elie Wiesel. También participaron el Primer Ministro israelí Shimon Peres, Premio Nóbel de la Paz 1994, el ex Presidente de Estados Unidos Bill Clinton, el líder protestante de Irlanda del Norte David Trimble, laureado de la Paz en 1998, Jean-Marie Lehn, Premio Nóbel de química 1987, Wole Soyinka, Premio de Literatura en 1986, y muchos otros.

Encuentros con las Religiones del mundo
Es bien conocido el respeto que los budistas en general profesan por las otras grandes religiones del mundo y por la diversidad de creencias. En sus 2500 años de historia los budistas no han participado jamás en luchas religiosas, a pesar de haber sido víctimas de persecuciones en diversas oportunidades. Como fiel representante de esa tradición, una de las principales inquietudes del Dalai Lama ha sido y es el diálogo interreligioso fecundo, el que ha sabido cultivar con los representantes de todas las tradiciones espirituales en busca de puntos de encuentro y conocimiento mutuo. Un destacado ejemplo es su participación, junto con otros líderes religiosos, en las reuniones inaugurales de los encuentros de Asís, promovidas por el Papa Juan Pablo II, con quien mantuvo una fraternal comunicación, y con quien se encontró en diez ocasiones para discutir y profundizar temas de interés mutuo. Es de recordar que, en un admirable gesto de apertura y respeto, las autoridades de la Iglesia Católica de nuestro país abrieron las puertas de la Catedral metropolitana para el encuentro interreligioso convocado con motivo de su primera visita a la Argentina en 1992. El Dalai Lama afirma a menudo: “Tenemos que cambiar nuestra actitud, luchar contra el odio porque nos hace daño, nos debilita. En cambio, los sentimientos de afecto, cariño y compasión hacia los demás nos dan fuerza”. Aunque las distintas religiones posean sus diferencias formales, al fin todas proclaman el mismo mensaje de amor y compasión hacia el prójimo y son una guía segura para los problemas que afligen a la humanidad.

El Budismo y la ciencia
El Dalai Lama ha dedicado mucho tiempo al estudio y la discusión de las ciencias y las religiones comparadas, siguiendo un camino iniciado muchos años atrás por los maestros religiosos tibetanos. Por más de 20 años el Dalai Lama ha trabajado activamente para expandir el conocimiento mutuo y la interacción entre la espiritualidad budista y variadas áreas de la ciencia, convocando a reconocidos investigadores de todo el mundo a reuniones con ese propósito.
Como lo expresa en uno de sus últimos libros, El universo en un solo átomo, la convergencia de la ciencia y la espiritualidad: “Mi punto de vista es que la ciencia y el budismo comparten una búsqueda de la verdad y la comprensión de la realidad. Al aprender de la ciencia sobre los aspectos de la realidad, donde su comprensión puede ser más avanzada, creo que el budismo enriquece su propia visión. Durante muchos años, por mí mismo y con el Instituto Mente y Vida, que ayudé a fundar, he tenido la oportunidad de reunirme con científicos para discutir su trabajo. Ellos me han introducido generosamente en la física subatómica, la cosmología y la biología. Sin embargo, son nuestros análisis de la neurociencia, los que han probado ser particularmente importantes. A partir de estos intercambios surgió una vigorosa iniciativa por la investigación, una colaboración entre monjes y neurocientíficos para explorar cómo la meditación puede alterar las funciones cerebrales. El objetivo aquí no es probar que el budismo es correcto o incorrecto, ni tampoco acercar a las personas al budismo, sino sacar estos métodos del contexto tradicional, estudiar sus potenciales beneficios y compartir los hallazgos con cualquiera que los considere útiles. Después de todo, si las prácticas de mi propia tradición pueden unirse a los métodos científicos, entonces podemos dar otro pequeño paso hacia el alivio del sufrimiento humano.
”Esta colaboración ya ha brindado frutos. El Dr. Richard Davidson, un neurólogo de la Universidad de Wisconsin, publicó resultados de estudios de las imágenes cerebrales de los lamas en meditación. Descubrió que durante la meditación, las regiones del cerebro que se cree están relacionadas con la felicidad, aumentan su actividad. También el Dr. Jonathan Cohen de la Universidad de Princeton está estudiando los efectos de la meditación con atención. En la Universidad de California, en la Escuela de Medicina de San Francisco, la Dra. Margaret Kemeny ha estado estudiando cómo la meditación ayuda a desarrollar empatía en los profesores escolares. Cualesquiera sean los resultados de estos trabajos, me alegra que se estén realizando. Ustedes saben que muchas personas aún consideran la ciencia y la religión como opuestas. Si bien estoy de acuerdo en que ciertos conceptos religiosos se contraponen con los hechos y principios científicos, también siento que las personas de ambos mundos pueden sostener una discusión madura e inteligente, que finalmente tenga el poder de generar una comprensión más profunda de los desafíos que enfrentamos en nuestro mundo interconectado.
”Hace muchos años conocí al Dr. Weizsäcker. Lo que más me impresionó de él, fue su seria preocupación por las implicancias filosóficas de la física cuántica y las consecuencias éticas de la ciencia en general. Él sentía que la ciencia podía beneficiarse de la exploración de temas que usualmente son dejados a los humanistas. Creo que debemos encontrar una forma de producir consideraciones éticas que indiquen la dirección del desarrollo científico, especialmente en las ciencias de la vida. Al invocar principios éticos fundamentales, no abogo por una fusión de la ética religiosa y la búsqueda científica. Por el contrario, me estoy refiriendo a lo que yo llamo “ética secular”, que incluye los principios que compartimos como seres humanos: la compasión, la tolerancia, la consideración por los demás, el uso responsable del conocimiento y el poder. Estos principios trascienden las barreras entre los creyentes religiosos y los no-creyentes; éstos pertenecen no a una fe, sino a todas las creencias. Esto debe generar cierta urgencia en todos aquéllos que se preocupan por el futuro de la existencia humana. Un diálogo más profundo entre los campos científicos y la sociedad podrían ayudar a profundizar nuestro entendimiento de lo que significa ser humano y nuestras responsabilidades por un mundo natural que compartimos con otros seres conscientes. Así como el mundo de los negocios ha renovado su atención en la ética, el mundo de la ciencia se beneficiaría más al considerar con mayor profundidad las implicancias de su propio trabajo. Los científicos deben ser más que meros adeptos técnicos, deben estar atentos a su propia motivación y al objetivo superior de lo que realizan: el mejoramiento de la humanidad.”
El Dalai Lama ha sumado así a su relevancia como figura religiosa, literaria y política, su papel como líder de opinión científica. Recientemente ha dicho la Dra. Carol Barnes, presidenta de la Sociedad de Neurociencia de EE.UU.: “Por más de 15 años, el Dalai Lama ha mantenido un prolongado interés en la ciencia y ha sostenido un permanente y constructivo diálogo con importantes neurólogos.” Por esa razón fue invitado a participar de los diálogos entre la neurociencia y la sociedad -un prestigioso encuentro al que asistieron más de 20.000 neurólogos de todo el mundo-, para hablar sobre la neurociencia de la meditación. Durante el encuentro se expusieron algunos de los paralelos entre el pensamiento budista y la ciencia moderna.

Un Simple Monje Budista
Aunque se describe a sí mismo como un simple monje budista, el Dalai Lama ha sido y es la inspiración de millones de budistas y no-budistas en el mundo entero, con sus enseñanzas prácticas y sencillas sobre la compasión, la no-violencia, la armonía entre las religiones, y el constante llamado a dotar de dignidad a nuestra preciosa existencia humana. Él mismo vive de acuerdo a sus enseñanzas, en una sencilla casa en Dharamsala, India. Su día comienza a las 4 de la mañana con meditación y plegarias, y luego desarrolla una apretada agenda de reuniones administrativas, audiencias privadas a todo nivel, enseñanzas y ceremonias religiosas. Antes de retirarse a descansar, concluye su día nuevamente con meditación y plegarias por el bienestar de todos los seres.
Cuando le preguntan por su más grande fuente de inspiración, cita a menudo su verso favorito, de “El Camino del Gran Ser”, la obra del conocido santo budista Shantideva:

           Mientras permanezca el espacio,
           mientras se encuentren seres,
           que yo pueda también permanecer
           para erradicar el sufrimiento del mundo.



S.S. el Dalai Lama visitó Argentina en 1992, 1999, 2006 y 2011, para compartir con todos los argentinos su mensaje de compasión, paz y armonía universales, en su incansable esfuerzo por beneficiar a todos los seres.
 


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