LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS CREYENTES DE LAS DISTINTAS TRADICIONES RELIGIOSAS
lunes, 25 de abril de 2016
Ponencia del DIM en la convivencia interreligiosa del 17 de abril, por Frère Jose Luis Navarro ocso
Acción de Dios hacia las criaturas
Madrid 17 abril 2016
En principio subrayar que
nos encontramos en una reunión en la que estamos presentes personas de
distintas tradiciones culturales y religiosas. Con una diferente, pero
auténtica, experiencia religiosa. Hay que recalcar que todas las tradiciones religiosas,
comportan una intuición del Misterio que, logra captar algún rasgo del “Rostro
de Dios”.
En toda experiencia religiosa, por tanto, se revela un
antes y un después de nuestro existir como persona humana. Ese antes, es el don
recibido gratuitamente del existir y un después, al ser conscientes de nuestra
existencia, surgen unas repercusiones de convivialidad con el resto de los
seres y con la creación, que nos mueve a una corresponsabilidad de administrar
ese don recibido.
Testimonio de ello es el reconocimiento universal de
la Regla de Oro, presente
en todas las tradiciones y que expresa, con respecto a las relaciones humanas,
la norma fundamental común a todos ante el Misterio. Jesús también nos la propone
en el Evangelio de Mateo: « Todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos » (cfr Mt 7,12).
No disponemos de mucho tiempo, por lo que entraremos
directos a buscar ese “Rostro de Dios” desde la perspectiva cristiana. Y como
indica el enunciado elegido de “Acción de Dios hacia las criaturas” haremos un
recorrido lineal de esa “Acción divina” reflexionando sobre la Revelación a
través de Su Palabra, partiendo del Antiguo Testamento. Pero teniendo en cuenta
que Dios se revela también en la historia. No sólo en el espacio el Creador
encuentra la criatura, sino también el tiempo es un “lugar” privilegiado para
la manifestación del Creador. La acción de Dios se revela en la sucesión de los
acontecimientos,
Decíamos al comienzo que la intuición del Misterio,
nos logra alcanzar algún rasgo del “Rostro de Dios”. Pues bien, podemos
identificar ese rostro divino con la Misericordia. En este año, los católicos celebramos el Año
de la Misericordia, y es en la Bula de convocatoria donde el Papa Francisco comienza señalando que el rostro de Dios es
Misericordia, (aparte de que el título del documento “Misericordiae Vultus” -El
rostro de la misericordia- ya lo lleva indica).
Por conocimiento de la práctica de nuestra vida
espiritual y por conocimiento contenido en las Sagradas Escrituras, sabemos que
el Creador, el Dios Todopoderoso tiene, “entrañas de misericordia”, y así nos
lo dice San Lucas en el Cántico de Zacarías:” Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto” (Lucas 1:78) y que
repetimos por las mañanas en el oficio de Laudes. Zacarías, pertenece a la Antigua Alianza, es
un sacerdote de la clase de Abías. También su esposa Isabel tiene
igualmente una proveniencia sacerdotal: es una descendiente de Aarón, como
recoge el evangelio de Lucas (cfr Lc 1,5). En ellos, la Antigua y la Nueva Alianza se compenetran mutuamente, se
unen para formar una sola historia de Dios con los
hombres. En las Escrituras la
misericordia del Señor surge con mucha frecuencia. La palabra “misericordia”
aparece allí más de 250 veces
Desde los primeros textos
de la Revelación, en lo que los cristianos llamamos el Antiguo Testamento
aparece a menudo un binomio para describir la naturaleza de Dios: “Paciente y
misericordioso” “El Señor es Paciente y Misericordioso, perdona la maldad y
la rebeldía,” (cfr Números 14:18).
También nos dice la
Sagrada Escritura que Dios está dispuesto a perdonar al más grande pecador, si
se arrepiente: “Vengan para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean
colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, se
volverán como lana blanca” (cfr Is. 1, 18). Y el salmista nos lo confirma:
"Un corazón contrito y humillado Tú Señor no lo desprecias" (cfr Sal
50, 19).
Es obligado acudir a la
encíclica de Juan Pablo II “Dives in Misericordia” (D.M.) y la vamos a recordar
en varias ocasiones. “El concepto de «misericordia» tiene en el Antiguo
Testamento una larga y rica historia. Efectivamente, Israel fue el pueblo de la
alianza con Dios, alianza que rompió muchas veces. Cuando a su vez adquiría
conciencia de la propia infidelidad se
apelaba a la misericordia. A este respecto los Libros del Antiguo Testamento nos ofrecen
muchísimos testimonios. Es significativo que los profetas en su predicación pongan la
misericordia, a la que recurren con frecuencia debido a los pecados del pueblo,
en conexión con la imagen incisiva del amor por parte de Dios. El Señor ama a
Israel con el amor de una peculiar elección, semejante al amor de un esposo, y
por esto perdona sus culpas e incluso sus infidelidades y traiciones. Cuando se
ve de cara a la penitencia, a la conversión auténtica, devuelve de nuevo la
gracia a su pueblo. En la predicación de los profetas la misericordia significa
una potencia especial del amor, que prevalece sobre el pecado y la infidelidad
del pueblo elegido. (D.M. 3)
En el profeta Nehemías aparece un Dios de ternura: “Pero Tú eres un Dios de perdón, lleno
de piedad y ternura, que tardas en enojarte y eres rico en bondad” (cfr Neh.
9, 17b). El profeta Miqueas presenta a un Dios que se complace en
perdonar: “¿Qué Dios hay como Tú, que borra la falta y que perdona el
crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta
perdonar” (cfr Miq. 7, 18). El profeta Joel nos recuerda la necesidad del
arrepentimiento y la bondad de Dios: “Rasgad vuestro corazón y no vuestros
vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque El es compasivo y
clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente
de infligir el mal.” (cfr Joel 2, 13).
Es obligado mencionar el
Libro de Jonás, y podemos decir que es el libro de la misericordia de Dios. Es
la misericordia que Dios tiene, no sólo para con los israelitas, sino para con
todo el pueblo que se convierta a él: “Yo sabía que Tú eres un Dios clemente
y misericordioso, paciente y lleno de bondad, siempre dispuesto a perdonar” (cfr
Jon. 4, 2b).
Hemos visto algo del
Antiguo Testamento para poder decir que allí se describe a Dios como “paciente
y misericordioso”, presentándole con entrañas de padre y de madre. Y como broche de oro tenemos el salmo 135 (136)
donde se repite continuamente “eterna es su misericordia”. Y ese refrán,
“eterna es su misericordia” va más allá de la dimensión del espacio y
del tiempo e introduce todo en el misterio eterno del amor Y así afirmar que siempre, eternamente y en
todo lugar nos encontraremos todos y todo cubiertos por la mirada misericordiosa de
Dios. Ese salmo 135 (136) forma parte de un himno judío (el Hallel), recitado en
las fiestas litúrgicas importantes. Jesús rezó con él después de la última
Cena, como nos indica Mateo: “Después de cantar los salmos, partieron para
el monte de los Olivos”. (cfr Mt 26, 30) y como nos señala el Papa
Francisco, Jesús hizo vida este salmo de la misericordia, en su propia vida,
con su entrega, sus actitudes y su enseñanza. Esa fue la actitud de Jesús.
Los gestos de Jesús son una manifestación de la misericordia de Dios.
“Y así, tanto en sus hechos como en sus palabras, el
Señor ha revelado su misericordia desde los comienzos del pueblo que escogió
para sí y, a lo largo de la historia, este pueblo se ha confiado continuamente,
tanto en las desgracias como en la toma de conciencia de su pecado, al Dios de
las misericordias. Todos los matices del amor se manifiestan en la misericordia
del Señor para con los suyos: él es su padre, ya que Israel es su hijo
primogénito; él es también esposo de la que el profeta anuncia con un nombre
nuevo, ruhama, «muy amada», porque será tratada con misericordia.”(DM 3)
Hemos visto que efectivamente Dios ha revelado su
misericordia progresivamente. Pero en Jesucristo la ha revelado de una manera
definitiva. Porque a partir de la Anunciación a María, de la Encarnación y
posterior nacimiento en Belén, en esa primera Navidad, podemos constatar que la
misericordia de Dios no es algo abstracto. La misericordia de Dios tiene un
rostro, y ese rostro es el de Jesús, el Mesías. Jesús es la misma bondad y
misericordia. El amor de Dios hecho carne. Toda la vida de Cristo fue amor y
misericordia y bondad y para con todos…
La Bula “Misericordie Vultus” (MV) con la que el
Papa Francisco convocaba el Año Jubilar de la misericordia comienza con estas
palabras: “Jesucristo es el rostro de la
misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su
síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, rico de misericordia (cfr Ef 2,4),
después de haber revelado su nombre a Moisés como Dios compasivo y misericordioso,
lento a la ira y pródigo en amor y fidelidad (cfr Ex 34,6) no ha cesado de dar
a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza
divina. En la plenitud del tiempo (cfr Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto
según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para
revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn
14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona
revela la misericordia de Dios” (MV, 1).
En la Bula el Papa Francisco nos recuerda los signos de misericordia de Jesús. “Los signos que [Jesús de Nazaret] realiza, sobre todo hacia los
pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan
consigo el distintivo de la misericordia. En él todo habla de misericordia.
Nada en Él es falto de compasión. Jesús, delante de la multitud de personas que
lo seguían, viendo que estaban cansadas y extenuadas, perdidas y sin guía,
sintió desde la profundo del corazón una intensa compasión por ellas (cfr Mt
9,36). A causa de este amor compasivo curó los enfermos que le presentaban (cfr
Mt 14,14) y con pocos panes y peces calmó el hambre de grandes muchedumbres
(cfr Mt 15,37). Lo que movía a
Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía
el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales”
(MV, 8).
También Jesús, con su palabra, con sus enseñanzas,
con sus parábolas nos muestra la misericordia de Dios. En esas hermosas
parábolas dedicadas a la misericordia, nos muestran a Dios como un Padre
amoroso. Sobre todo hay tres parábolas que muestran el máximo del amor: la de
la oveja perdida, la de la moneda extraviada, y la del padre del hijo pródigo
(cfr Lc 15,1-32). En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe,
porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de
amor el corazón y que consuela con el perdón.
Cuando el apóstol Pedro pregunta a Jesús acerca de cuántas veces fuese necesario
perdonar, Jesús responde: “No te digo
hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (cfr Mt 18,22) y pronunció la
parábola del “siervo despiadado”. De esta parábola, además, podemos extraer una
enseñanza para nuestro estilo de vida cristiano. Recordemos brevemente esta
parábola: Este siervo sin piedad, llamado por el patrón a devolverle una grande
suma, le suplica de rodillas y el patrón le perdona la deuda. Pero
inmediatamente encuentra otro siervo como él que le debía una pequeña cantidad,
el cual le suplica de rodillas que tenga piedad, pero él se niega y lo hace
encarcelar. Entonces el patrón, enterado del hecho, se irrita mucho y volviendo
a llamar aquel siervo le dice: ¿No debías también tú tener compasión de tu
compañero, como yo me compadecí de ti? (cfr Mt 18,33). Y Jesús concluye: Lo mismo hará también mi Padre celestial con
ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos (cfr Mt 18,35)”
Con esta parábola del siervo despiadado, nos enseña
Jesús que Dios conoce muy bien cómo somos los hombres a la hora de perdonar,
pero subraya con grandes trazos que Dios no es así: perdona lo poco y lo mucho,
perdona y olvida, perdona con alegría… Sin embargo el hombre, que necesita
tanto del perdón, es muy duro para perdonar. Excusa la falta cuando la ve en
él, pero cuando está en los demás arroja barro sobre barro.
En los Evangelios, encontramos suficientes
referencias para reconocer a Cristo como el rostro del Padre, pero hay un texto
clave en el evangelio de San Juan “Quien
me ve a mí, ve al Padre” (cfr Juan 14, 9) Cristo pues revela a Dios que es
Padre, que es “amor”, como dirá San Juan en su primera carta; revela a “Dios rico en misericordia (cfr Ef. 2, 4) es el que
Jesucristo nos ha revelado como Padre. Revelada en Cristo, la verdad acerca de Dios como
“Padre de la misericordia”, nos permite “verlo” especialmente cercano al
hombre, sobre todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su
existencia y de su dignidad.
Decía el Papa Francisco en la Bula que “En él –en Jesús- todo habla de misericordia. Nada en Él es
falto de compasión.”(MV 8). Hablando del amor misericordioso de Jesús San
Alberto Hurtado, hace un atrevido comentario, que me gusta compartirlo: “Jesús perdonó a la adúltera. Hay algunos que
quisieran sacar este pasaje del Nuevo Testamento porque Cristo ni siquiera retó
a la mujer. Pero para quitarlo habría que quitar a Jesús del Evangelio porque
es el mismo de la Samaritana, de Magdalena, del buen ladrón. ¿Que no tomó en
serio el pecado El, a quien araron sobre sus espaldas? ‘Cuenta si puedes mis llagas’…
¡Vaya si tomó en serio el pecado! Pero sufrió El por nosotros y cuando vio en el tono y expresión de ella su
contrición, le abrió el río misericordioso de su corazón, del buen amor.”
En su vida nada tan constante como su continuo
perdonar de este “amigo de los pecadores”. Al paralítico de Cafarnaúm, a la
mujer pecadora, a la adúltera de Jericó; a la Samaritana, a Zaqueo, a sus
enemigos tantas veces. Estas escenas parecían escandalizar a los que lo
rodeaban: les parecía a ellos que sacrificaba la justicia por la misericordia;
la dignidad por la mansedumbre, la fuerza por la paz, casi la verdad misma para
que el pecado pueda ser perdonado y el pecador pueda ir libre y con la frente
alta, porque la misericordia divina revela y rescata la dignidad humana.
Decíamos un poco antes, hablando del siervo cruel
que sin embargo el hombre, que necesita tanto del perdón, es muy duro para
perdonar. Excusa la falta cuando la ve en él, pero cuando está en los demás
arroja barro sobre barro.
Vuelvo a traer otro comentario de San Alberto
Hurtado, no puedo por menos que compartirlo, pues vale la pena: “Misericordia es el amor del miserable. Hay un amor que estima lo que
tiene valor y de este amor no somos acreedores. Pero hay un amor que ama lo que
no vale y hasta el que no tiene sino el valor negativo de su miseria, y este
amor sólo Dios puede tenerlo. Es amor creador. Se siente inclinado donde hay
menos, porque puede poner más. Por eso busca la miseria y es misericordioso. La
Virgen Santísima nos ha enseñado el himno de la misericordia. Ha llenado de
bienes a los hambrientos; ha mirado la humildad de su esclava; ha hecho en mí
cosas grandes el que es poderoso y su misericordia de generación en generación.
Por eso ninguno es tan apto a sentir el amor de Dios como el miserable y por
eso Dios se complace en que los miserables canten su amor.”
Son tantas las cosas que habría que añadir que
necesitaríamos todo el tiempo y no acabaríamos. Pero podemos remarcar que en el culmen de su
pasión, clavado en la cruz Jesús dijo: «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y así “la Misericordia divina es
revelada en la cruz de Cristo, sobre la cual el hijo hace plena justicia a
Dios, es también una revelación radical de la misericordia, es decir, del amor
que sale al encuentro de lo que constituye la raíz misma del mal en la historia
del hombre: al encuentro del pecado y de la muerte”.(D.M.)
Y como mensaje contemporáneo de la Misericordia,
quiero recordar al Padre Christian de Chergé, prior de Notre Dame de l’Atlas,
en su testamento. Primero su perdón claro a sus posibles verdugos, dice: “Desearía,
llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el
perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo,
de todo corazón, a quien me hubiera herido. Yo no podría desear una muerte
semejante. Me parece importante proclamarlo.”
Su respeto a Argelia, al Islam y a los musulmanes,
aún siendo consciente de que sus verdugos probablemente sean argelinos y
musulmanes. Ratifica lo que siempre defendió, una vez más, tal vez la última,
en su testamento: “Argelia y el Islam,
para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma. Lo he proclamado bastante, creo,
conociendo bien todo lo que de ellos he recibido, encontrando muy a menudo en
ellos el hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi
madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en
el respeto de los creyentes musulmanes.”
Y continúa en su testamento mostrando su amor a los
musulmanes, con la certeza de que Dios tiene un plan con ellos. “…por fin será liberada mi más punzante
curiosidad. Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del
Padre para contemplar con El a Sus hijos del Islam tal como El los ve,
enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos de Su Pasión, inundados
por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre, el de establecer la
comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.”
Y para concluir su testamento, lo termina con un
perdón personalizado en quien pueda ser su verdugo. No sólo su perdón, sino que
le desea la gloria del paraíso. Es un modelo de la mayor misericordia: “Y a ti también, amigo del último instante,
que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y
este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo.
Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones
felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMEN! In sha Allah!
Termino con una invitación a mis hermanos y hermanas
en la fe, hemos recibido misericordia, y
la hemos recibido para regalarla. En la medida en que testimoniemos esta
misericordia de Jesús siendo misericordiosos con los demás –con todos, sin
fronteras, sin condiciones, sin excepciones-, en esa medida estaremos reconociendo
a Jesús como Maestro y Mesías de nuestras vidas. Y así, muchos otros
reconocerán en nuestra misericordia a Jesús misericordioso.
Frère Jose Luis Navarro ocso
Madrid 17 abril 2016
domingo, 24 de abril de 2016
Entretejidos por la misericodia, Metta Karuna, Rajamín, Rahma, Kripa
lunes, abril 18, 2016El domingo, día 18 de abril, desde las 9 de la mañana, pudimos disfrutar en el colegio Santísimo Sacramento de la calle de Arturo Soria, 208, de una Jornada de Diálogo Interreligioso.
La Jornada estaba organizada y coordinada por todas las experiencias religiosas que nos dábamos cita allí, musulmanes, judíos, cristianos, bahá´ís, hinduistas y budistas. El Encuentro estaba animado por la Comisión de Diálogo Interreligioso de la CONFER y DIM, aunque diversas organizaciones de las distintas religiones, como otras de carácter ecuménico se vincularon a la organización desde el comienzo.
Para una colectividad de unas 180 personas que nos reuníamos, se abrió la Jornada con la presentación de objetivos del día por parte de Sergio García de la comunidad bahá´í.y tras ella tuvimos la oración organizada por la misma comunidad bahá´í que nos introducía en esta experiencia espiritual que comenzábamos a vivir.
Tras la oración estaban organizadas dos mesas redondas, la primera estaba convocada bajo el epígrafe "La misericordia baja desde el cielo" que moderaba Mª Jesús Hernando, delegada episcopal de relaciones interconfesionales de la diócesis de Getafe. Cada ponente disponía de 15 minutos y tras la última intervención se abría un coloquio de reflexión y preguntas. En esta primera mesa intervinieron los representantes del hinduismo con Juan Carlos Ramchandani de la Asociación Veda Dharma de Ceuta, por parte cristiana católica, José Luis Navarro OCEO del DIM y en representación del judaísmo, Mario Stofenmacher de la comunidad Masorti Bet-El.
Tras la pausa correspondiente, el café y las pastas que la gente había llevado se pasó a la segunda mesa que estaba recogida bajo el título "La misericordia da fruto en la tierra" que moderaba Inmaculada González, presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional. Después de las intervenciones y de igual modo se tuvo un coloquio. En esta mesa intervinieron Karma Tenpa, de la comunidad budista Dag Shang Kagyu, Myam Sanz de la comunidad bahá´í y el imán de Valencia Vicente Mota por parte musulmana.
La comida,organizada por el Foro de Estella, estaba basada fundamentalmente en un menú vegetariano para que todos nos sintiéramos a gusto en un momento tan importante para compartir como era este.
Tras la comida hubo una exposición en vídeo de la peregrinación interreligiosa que se había organizado en el verano y tras esta exposición hubo un tiempo para presentar el próximo Foro de Estella.
La Jornada estaba programada para que se pudieran presentarse dos proyectos en los que volcar la solidaridad y misericordia de los congregados. Moderaba esta mesa sobre los trabajos Temirjon Naziri, de la casa turca que presentó a los presentes en primer lugar y después los proyectos. El primero era presentado por la comunidad bahá´í llamado "Empoderamiento juvenil" (España) y era presentado por Niaz Massarray. Y el segundo proyecto era para la "Casa Hogar hermana Albera" en Goma, R.D. Congo.
Tras esta presentación de proyectos estaba programada una actuación musical donde los sentimientos que habíamos vivido durante el día tuvieran una plasticidad y se vieran moldeados y entrelazados por la sensibilidad artística. Presentaba a los artistas Luis Miguel Avilés, y así presentó la voz dulce y melodiosa de Alicia Perdu por parte de la comunidad bahá´í que nos hizo enternecernos,
Las canciones de Rufi tenían la fuerza de la tierra, con una batería de temas profundos sobre la necesidad de ser puentes, ser luz, ser personas de encuentro, nos hizo levantar la voz y sumarnos a sus canciones estrechando manos y corazones.
y terminamos con el quejido de la flauta turca o ney que interpretó el neyzen Hamza Castro y que nos hizo entrar en un trance sufí.
La Jornada acababa con las palabras de clausura de la organización. Para ello Pedro del DIM y Celia Macho de la CONFER cerraban el acto afirmando que si habíamos llegado a esa Jornada como hebras de una madeja, salíamos todos entretejidos, formando una pieza de misericordia para el mundo.
Al final la parte católica tuvo la Eucaristía que fue presidida por Manuel Barrios de la Conferencia Episcopal Española.
N
viernes, 22 de abril de 2016
Vaticano: “Somos señal de que las religiones unen”
Publicado el 22.04.2016
‘Vida Nueva’ habla con las familias sirias acogidas por el Papa tras su paso por Lesbos
DARÍO MENOR (LESBOS) | “Gracias, papa Francisco”. A Nour aún no le ha dado tiempo a ponerse a estudiar italiano (empezará en pocos días), pero no tiene problemas para que quede claro su agradecimiento a Jorge Mario Bergoglio por sacar a su familia del campo de refugiados de Kara Tepe, en Lesbos. Junto a su marido, Hasán, y a su niño de dos años, Nour, de 31, forma parte de los 12 sirios que el Pontífice ha acogido en Roma gracias a la colaboración de la Comunidad de Sant’Egidio.
- EDITORIAL: La provocación de Lesbos
- A FONDO: Viaje papal a Lesbos: “No perdáis la esperanza” (solo suscriptores)
- Los refugiados en el Vaticano: una gota de agua en el océano, pero el océano ya no será el mismo
El hijo de 6 años de Wafa y de Osama es un ejemplo claro del horror que la guerra genera en los niños. “Hoy lo he visto sonreír por primera vez. En Lesbos se despertaba todas las noches, no era capaz de dormir. Y había dejado de hablar. Estaba ausente. No le dirigía la palabra ni a su hermana, que tiene 8 años e intentaba jugar con él”, cuenta Wafa, de 30 años, que junto a su familia vivía en Damasco.
“Nuestros recuerdos quedaron bajo los escombros de nuestra casa cuando la bombardearon. Ahora nos preguntamos cómo será nuestro futuro. No sabemos si lo mejor sería cortar todos los puentes con Siria y quedarnos en paz. O tal vez cultivar la esperanza de volver un día”, explica Osama, de 37 años. “Aún no hemos sido capaces de encontrar una respuesta. Hará falta tiempo”.
Estos sirios se suman a las dos familias acogidas con anterioridad por el Vaticano. Con unos mil habitantes, el Estado más pequeño del mundo hospeda a 20 refugiados. Alrededor de seis millones de desplazados podrían seguir el mismo camino si el ejemplo de la Santa Sede cundiera entre los 300 millones de europeos…
martes, 19 de abril de 2016
Investigadores cristianos, judíos y musulmanes debatirán sobre el diálogo interreligioso en un congreso de la UN
El evento, titulado 'Las religiones abrahámicas y las relaciones interreligiosas en el pasado y el presente', tendrá lugar los días 10 y 11 de marzo. Los participantes, especialistas en campos como las ciencias sociales, la historia, la filosofía y las humanidades, expondrán investigaciones que pueden arrojar luz sobre cómo conseguir un mayor entendimiento entre las religiones abrahámicas: Cristianismo, Islam y Judaísmo.
Entre otros temas, ha explicado la Universidad de Navarra en un comunicado, se abordarán cuestiones relacionadas con cómo combatir el terrorismo desde la perspectiva musulmana, el pluralismo religioso en la Unión Europea, el análisis de modelos de entendimiento interreligioso, el lugar del Islam en Europa, la educación intercultural, las relaciones entre ciencia y religión, el papel del turismo en las relaciones interreligiosas o la interacción entre las tradiciones religiosas en diferentes contextos regionales.
- Entre los principales ponentes se encuentran Monawar Hussain, iman musulmán y asesor en el Hospitals NHS Trust de la Universidad de Oxford (Reino Unido); Carlos Eire, profesor de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de Yale (EE.UU.); James Conroy, vicerrector de internacionalización de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y profesor de Educación Religiosa y Filosófica; y Tania ap Siôn, directora adjunta del centro de investigación St. Mary en Gales e investigadora de la Unidad de Investigación en Religión y Educación de Universidad de Warwick (Reino Unido).
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