MUSULMANES


Vídeo del encuentro interreligioso del Foro Encuentro Interreligioso del 24 de marzo sobre el místico sufí RUMI.


 



or Abdelmumin Aya
Me han pedido unas palabras desde el Islam para contribuir a la concordia de las religiones. No quiero decir ninguna palabra; quiero rezar. En el mundo hay demasiadas palabras y demasiado pocas oraciones. Y quiero rezar el Padrenuestro. Pero me van a permitir hacerlo en arameo.
El Padrenuestro en arameo es una de las pocas oraciones que existen, tal vez la única, que pueden rezar juntos un judío, un cristiano y un musulmán. Un judío puede rezar el Padrenuestro en arameo porque Jesús era un buen judío, y porque los judíos han hablado arameo durante siglos. Un musulmán puede rezar el Padrenuestro en arameo porque los musulmanes defendemos que Jesús es musulmán, que predicó el Islam y que en el Evangelio hay guía y luz para los que lo siguen. Y, por razones obvias, un cristiano puede rezar el Padrenuestro, más aún si se le pide que lo haga en el idioma de Jesús.
Así pues, recemos:
ᵓAḇūn dəḇashmayyā
neṯqaddash shəmāḵ
ti(ᵓ)ṯē malkūṯāḵ
nehwē ṣeḇyānāḵ
ᵓaykannā dəḇashmayyā ᵓāp ba(ᵓ)rᶜā
haḇ lan laḥmā dəsūnqānan yawmānā
washḇūq lan ḥawbayn
ᵓaykannā dā(ᵓ)pḥənan shəḇaqn ləḥayyāḇayn
wəlā taᶜlan lənesyūnā
ᵓellā paṣṣān men bīshā
meṭṭul dəḏīlāḵ (hy) malkūṯā
wəḥaylā wəṯeshbūḥtā
ləᶜālam ᶜālmīn
El problema está en saber qué hemos dicho. Porque el Padrenuestro, la oración que los cristianos se enorgullecen de haber aprendido de labios de Jesús, no dice lo mismo si se traduce del latín, del griego o del arameo. Dependiendo del idioma en que lo transmitamos se piden unas cosas a Dios, o se piden otras; dependiendo del idioma, es una oración creada para gentes muy sencillas (pescadores, campesinos, mercaderes...) de la Galilea del siglo I, o para una clase media burguesa más o menos formada religiosamente a partir de categorías abstractas grecolatinas.
Una traducción literal de lo que hemos dicho en arameo sería:
Padre nuestro de los cielos,
sea consagrado tu Nombre.
Viene tu Reino:
se cumple tu deseo,
tanto en los cielos como en la tierra.
Danos diariamente el pan de nuestra necesidad,
y líbranos de nuestras deudas,
así como también nosotros liberamos a nuestros deudores.
Y no nos traigas enfermedad,
sino ponnos a salvo de lo dañino.
Porque tuyo es el Reino,
y la Fuerza y la Gloria,
por los siglos de los siglos.
En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados u ofensas, así como nosotros se las perdonamos a otros, pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos libre de las deudas, de las hipotecas, así como nosotros liberamos de sus compromisos a los que nos deben dinero, literalmente, a los que están a merced nuestra. [ḥawbā: deuda económica]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación, pero en arameo lo que se pide a Dios es que no nos ponga a prueba, que no nos traiga enfermedades. [nesyūnā: enfermedad, prueba, dificultad]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos libre del Mal (en algunas versiones, incluso, del Maligno), pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos evite daños y sufrimientos [bīshā: lo dañino, lo triste, lo que nos debilita].
Es evidente que en su versión aramea el Padrenuestro está más cerca de la vida (nos habla del pan, de la necesidad, de la enfermedad, de la tristeza, de las trampas económicas, de lo dañino...) y más lejos de los conceptos religiosos (pecado, tentación, Mal...). Pero la mayoría de los cristianos siguen reacios a oír a Jesús hablando en arameo, por miedo de adónde pueda conducirles su palabra. Ojalá toda esta situación cambie en los próximos años; ojalá permitamos a Jesús volver a hablar en su lengua. Ojalá que Jesús no tenga que decirnos nunca: «Antes de que cante el gallo dos veces, habrás negado tres, que yo hablaba arameo».
- See more at: http://www.dialogales.org/index.php/17-secciones/reflexion/91-recemos-juntos-en-arameo#sthash.dMwSeAYF.dpuf
or Abdelmumin Aya
Me han pedido unas palabras desde el Islam para contribuir a la concordia de las religiones. No quiero decir ninguna palabra; quiero rezar. En el mundo hay demasiadas palabras y demasiado pocas oraciones. Y quiero rezar el Padrenuestro. Pero me van a permitir hacerlo en arameo.
El Padrenuestro en arameo es una de las pocas oraciones que existen, tal vez la única, que pueden rezar juntos un judío, un cristiano y un musulmán. Un judío puede rezar el Padrenuestro en arameo porque Jesús era un buen judío, y porque los judíos han hablado arameo durante siglos. Un musulmán puede rezar el Padrenuestro en arameo porque los musulmanes defendemos que Jesús es musulmán, que predicó el Islam y que en el Evangelio hay guía y luz para los que lo siguen. Y, por razones obvias, un cristiano puede rezar el Padrenuestro, más aún si se le pide que lo haga en el idioma de Jesús.
Así pues, recemos:
ᵓAḇūn dəḇashmayyā
neṯqaddash shəmāḵ
ti(ᵓ)ṯē malkūṯāḵ
nehwē ṣeḇyānāḵ
ᵓaykannā dəḇashmayyā ᵓāp ba(ᵓ)rᶜā
haḇ lan laḥmā dəsūnqānan yawmānā
washḇūq lan ḥawbayn
ᵓaykannā dā(ᵓ)pḥənan shəḇaqn ləḥayyāḇayn
wəlā taᶜlan lənesyūnā
ᵓellā paṣṣān men bīshā
meṭṭul dəḏīlāḵ (hy) malkūṯā
wəḥaylā wəṯeshbūḥtā
ləᶜālam ᶜālmīn
El problema está en saber qué hemos dicho. Porque el Padrenuestro, la oración que los cristianos se enorgullecen de haber aprendido de labios de Jesús, no dice lo mismo si se traduce del latín, del griego o del arameo. Dependiendo del idioma en que lo transmitamos se piden unas cosas a Dios, o se piden otras; dependiendo del idioma, es una oración creada para gentes muy sencillas (pescadores, campesinos, mercaderes...) de la Galilea del siglo I, o para una clase media burguesa más o menos formada religiosamente a partir de categorías abstractas grecolatinas.
Una traducción literal de lo que hemos dicho en arameo sería:
Padre nuestro de los cielos,
sea consagrado tu Nombre.
Viene tu Reino:
se cumple tu deseo,
tanto en los cielos como en la tierra.
Danos diariamente el pan de nuestra necesidad,
y líbranos de nuestras deudas,
así como también nosotros liberamos a nuestros deudores.
Y no nos traigas enfermedad,
sino ponnos a salvo de lo dañino.
Porque tuyo es el Reino,
y la Fuerza y la Gloria,
por los siglos de los siglos.
En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados u ofensas, así como nosotros se las perdonamos a otros, pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos libre de las deudas, de las hipotecas, así como nosotros liberamos de sus compromisos a los que nos deben dinero, literalmente, a los que están a merced nuestra. [ḥawbā: deuda económica]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación, pero en arameo lo que se pide a Dios es que no nos ponga a prueba, que no nos traiga enfermedades. [nesyūnā: enfermedad, prueba, dificultad]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos libre del Mal (en algunas versiones, incluso, del Maligno), pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos evite daños y sufrimientos [bīshā: lo dañino, lo triste, lo que nos debilita].
Es evidente que en su versión aramea el Padrenuestro está más cerca de la vida (nos habla del pan, de la necesidad, de la enfermedad, de la tristeza, de las trampas económicas, de lo dañino...) y más lejos de los conceptos religiosos (pecado, tentación, Mal...). Pero la mayoría de los cristianos siguen reacios a oír a Jesús hablando en arameo, por miedo de adónde pueda conducirles su palabra. Ojalá toda esta situación cambie en los próximos años; ojalá permitamos a Jesús volver a hablar en su lengua. Ojalá que Jesús no tenga que decirnos nunca: «Antes de que cante el gallo dos veces, habrás negado tres, que yo hablaba arameo».
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Abdelmumin Ayapor Abdelmumin Aya
Me han pedido unas palabras desde el Islam para contribuir a la concordia de las religiones. No quiero decir ninguna palabra; quiero rezar. En el mundo hay demasiadas palabras y demasiado pocas oraciones. Y quiero rezar el Padrenuestro. Pero me van a permitir hacerlo en arameo.
El Padrenuestro en arameo es una de las pocas oraciones que existen, tal vez la única, que pueden rezar juntos un judío, un cristiano y un musulmán. Un judío puede rezar el Padrenuestro en arameo porque Jesús era un buen judío, y porque los judíos han hablado arameo durante siglos. Un musulmán puede rezar el Padrenuestro en arameo porque los musulmanes defendemos que Jesús es musulmán, que predicó el Islam y que en el Evangelio hay guía y luz para los que lo siguen. Y, por razones obvias, un cristiano puede rezar el Padrenuestro, más aún si se le pide que lo haga en el idioma de Jesús.
Así pues, recemos:
ᵓAḇūn dəḇashmayyā
neṯqaddash shəmāḵ
ti(ᵓ)ṯē malkūṯāḵ
nehwē ṣeḇyānāḵ
ᵓaykannā dəḇashmayyā ᵓāp ba(ᵓ)rᶜā
haḇ lan laḥmā dəsūnqānan yawmānā
washḇūq lan ḥawbayn
ᵓaykannā dā(ᵓ)pḥənan shəḇaqn ləḥayyāḇayn
wəlā taᶜlan lənesyūnā
ᵓellā paṣṣān men bīshā
meṭṭul dəḏīlāḵ (hy) malkūṯā
wəḥaylā wəṯeshbūḥtā
ləᶜālam ᶜālmīn
El problema está en saber qué hemos dicho. Porque el Padrenuestro, la oración que los cristianos se enorgullecen de haber aprendido de labios de Jesús, no dice lo mismo si se traduce del latín, del griego o del arameo. Dependiendo del idioma en que lo transmitamos se piden unas cosas a Dios, o se piden otras; dependiendo del idioma, es una oración creada para gentes muy sencillas (pescadores, campesinos, mercaderes...) de la Galilea del siglo I, o para una clase media burguesa más o menos formada religiosamente a partir de categorías abstractas grecolatinas.
Una traducción literal de lo que hemos dicho en arameo sería:
Padre nuestro de los cielos,
sea consagrado tu Nombre.
Viene tu Reino:
se cumple tu deseo,
tanto en los cielos como en la tierra.
Danos diariamente el pan de nuestra necesidad,
y líbranos de nuestras deudas,
así como también nosotros liberamos a nuestros deudores.
Y no nos traigas enfermedad,
sino ponnos a salvo de lo dañino.
Porque tuyo es el Reino,
y la Fuerza y la Gloria,
por los siglos de los siglos.
En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados u ofensas, así como nosotros se las perdonamos a otros, pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos libre de las deudas, de las hipotecas, así como nosotros liberamos de sus compromisos a los que nos deben dinero, literalmente, a los que están a merced nuestra. [ḥawbā: deuda económica]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación, pero en arameo lo que se pide a Dios es que no nos ponga a prueba, que no nos traiga enfermedades. [nesyūnā: enfermedad, prueba, dificultad]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos libre del Mal (en algunas versiones, incluso, del Maligno), pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos evite daños y sufrimientos [bīshā: lo dañino, lo triste, lo que nos debilita].
Es evidente que en su versión aramea el Padrenuestro está más cerca de la vida (nos habla del pan, de la necesidad, de la enfermedad, de la tristeza, de las trampas económicas, de lo dañino...) y más lejos de los conceptos religiosos (pecado, tentación, Mal...). Pero la mayoría de los cristianos siguen reacios a oír a Jesús hablando en arameo, por miedo de adónde pueda conducirles su palabra. Ojalá toda esta situación cambie en los próximos años; ojalá permitamos a Jesús volver a hablar en su lengua. Ojalá que Jesús no tenga que decirnos nunca: «Antes de que cante el gallo dos veces, habrás negado tres, que yo hablaba arameo».

El Padrenuestro en arameo es una de las pocas oraciones que existen, tal vez la única, que pueden rezar juntos un judío, un cristiano y un musulmán. Un judío puede rezar el Padrenuestro en arameo porque Jesús era un buen judío, y porque los judíos han hablado arameo durante siglos. Un musulmán puede rezar el Padrenuestro en arameo porque los musulmanes defendemos que Jesús es musulmán, que predicó el Islam y que en el Evangelio hay guía y luz para los que lo siguen. Y, por razones obvias, un cristiano puede rezar el Padrenuestro, más aún si se le pide que lo haga en el idioma de Jesús.
Así pues, recemos:
ᵓAḇūn dəḇashmayyā
neṯqaddash shəmāḵ
ti(ᵓ)ṯē malkūṯāḵ
nehwē ṣeḇyānāḵ
ᵓaykannā dəḇashmayyā ᵓāp ba(ᵓ)rᶜā
haḇ lan laḥmā dəsūnqānan yawmānā
washḇūq lan ḥawbayn
ᵓaykannā dā(ᵓ)pḥənan shəḇaqn ləḥayyāḇayn
wəlā taᶜlan lənesyūnā
ᵓellā paṣṣān men bīshā
meṭṭul dəḏīlāḵ (hy) malkūṯā
wəḥaylā wəṯeshbūḥtā
ləᶜālam ᶜālmīn
El problema está en saber qué hemos dicho. Porque el Padrenuestro, la oración que los cristianos se enorgullecen de haber aprendido de labios de Jesús, no dice lo mismo si se traduce del latín, del griego o del arameo. Dependiendo del idioma en que lo transmitamos se piden unas cosas a Dios, o se piden otras; dependiendo del idioma, es una oración creada para gentes muy sencillas (pescadores, campesinos, mercaderes...) de la Galilea del siglo I, o para una clase media burguesa más o menos formada religiosamente a partir de categorías abstractas grecolatinas.
Una traducción literal de lo que hemos dicho en arameo sería:
Padre nuestro de los cielos,
sea consagrado tu Nombre.
Viene tu Reino:
se cumple tu deseo,
tanto en los cielos como en la tierra.
Danos diariamente el pan de nuestra necesidad,
y líbranos de nuestras deudas,
así como también nosotros liberamos a nuestros deudores.
Y no nos traigas enfermedad,
sino ponnos a salvo de lo dañino.
Porque tuyo es el Reino,
y la Fuerza y la Gloria,
por los siglos de los siglos.
En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados u ofensas, así como nosotros se las perdonamos a otros, pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos libre de las deudas, de las hipotecas, así como nosotros liberamos de sus compromisos a los que nos deben dinero, literalmente, a los que están a merced nuestra. [ḥawbā: deuda económica]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que no nos deje caer en tentación, pero en arameo lo que se pide a Dios es que no nos ponga a prueba, que no nos traiga enfermedades. [nesyūnā: enfermedad, prueba, dificultad]. En el Padrenuestro en su versión oficial pedimos a Dios que nos libre del Mal (en algunas versiones, incluso, del Maligno), pero en arameo lo que se pide a Dios es que nos evite daños y sufrimientos [bīshā: lo dañino, lo triste, lo que nos debilita].
Es evidente que en su versión aramea el Padrenuestro está más cerca de la vida (nos habla del pan, de la necesidad, de la enfermedad, de la tristeza, de las trampas económicas, de lo dañino...) y más lejos de los conceptos religiosos (pecado, tentación, Mal...). Pero la mayoría de los cristianos siguen reacios a oír a Jesús hablando en arameo, por miedo de adónde pueda conducirles su palabra. Ojalá toda esta situación cambie en los próximos años; ojalá permitamos a Jesús volver a hablar en su lengua. Ojalá que Jesús no tenga que decirnos nunca: «Antes de que cante el gallo dos veces, habrás negado tres, que yo hablaba arameo».
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El tiempo de la Baraka


El tiempo de la Baraka nos permite escuchar en nuestra propia lengua a los maestros sencillos, profundos y eternos del Sufismo.

Sabemos desde antiguo que existe una transmisión de sabiduría -de maestro a discípulo- en el Sufismo, pero ésta tiene lugar en la intimidad de los corazones y apenas nunca llega a ser publicada. Por esta razón, hay arabistas que se han atrevido a decir que el Pensamiento Islámico acabó con Averroes. El tiempo de la baraka prueba la hondura y la frescura que mantiene hasta la actualidad el pensamiento místico en el Islam.
 
Las 60 conversaciones que los autores tuvieron con el Maestro van desde las cuestiones más elementales del Islam hasta las simas del Conocimiento de los seguidores del profeta Muhammad. En este viaje nos encontramos con el saber visto por la sensibilidad colectiva de los maestros del Sufismo, que nos hablan de los ritos, la peregrinación, la mística, los miedos, el Shaitan, el cuerpo, la revelación, el conocimiento, la acción, los valores, la ÿihâd, la permanencia, los nombres de Allâh...
 
Abdelmumin Aya y Yaratullah Monturiol nos traen aquí una obra rica en matices, donde el lector se sumergirá en la tradición islámica con una lectura ágil y evocadora sobre los grandes temas del Sufismo.

Una obra única que nos brinda la sabiduría oral que late en tierras islámicas y que excepcionalmente nos llega ahora por escrito.



El Islam y las otras religiones:
Los musulmanes son monoteístas, igual que los judíos y los cristianos. Siguen a un Único Dios, el Creador que guía, mantiene y controla el universo. Los musulmanes no creen sólo en el mensaje de Muhamad, sino también en el de los demás profetas de la Biblia hebrea como Abraham, David, Salomón, Moisés, y en los del Nuevo Testamento como Juan Bautista y Jesús. El Corán dice: “Nosotros creemos en Dios y en lo que nos ha revelado y en lo que hizo descender hacia Abraham, Ismael,  Isaac,  Jacob, y las Tribus de Israel, y en lo que les fue dado a Moisés y Jesús, y en lo que les ha sido dado a los profetas veniendo de su  Señor. Nosotros no hacemos ninguna distinción entre ellos y nos sometemos a Dios” (Corán, 2-285). El Corán admite que la palabra de Dios aparece, con anterioridad, en la Torá, en el Evangelio y en el Corán: “Le hemos dado (a Jesús) el Evangelio que es guía y luz y confirmación de lo que tiene la Tora, y guía y exhortación para los piadosos” (Corán, 5:46).
Y si los cristianos creen que el Nuevo Testamento completa al Antiguo. Los musulmanes consideran que profesan la religión más antigua ya que constituye la revelación original de Dios a todos los profetas: “Os he prescrito en materia de religión lo que ya había ordenado a Noe, lo que nosotros te hemos revelado y lo que ya habíamos ordenado a Abraham, a Moisés, y a Jesús: que rindáis culto y que esto no sea motivo de división entre vosotros” (Corán, 42:13).
            Por todo lo dicho, y en la medida en que cristianos, judíos y musulmanes compartimos en buena medida el espíritu del Mensaje religioso, podría pensarse que de alguna forma está garantizado el entendimiento entre los creyentes de buena voluntad.

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