lunes, 22 de septiembre de 2014

Papa Francisco ofrece la búsqueda de la justicia social como una clave del diálogo interreligioso.


Papa Francisco: Quien está seguro de sus convicciones no tiene necesidad de imponerlas

El Papa Francisco ofrece la búsqueda de la justicia social como una clave del diálogo interreligioso



© CTV


El Papa Francisco volvió a repetir, junto con los responsables de las comunidades musulmana, bekthasi, católica, ortodoxa, evangélica y judía, una de sus grandes ideas en cuanto al diálogo religioso, la relación entre la identidad y el diálogo. En un momento de su discurso, el Papa Francisco sorprendió a los presentes improvisando palabras y frases que salieron de su corazón y que ya fueron pronunciadas en el Encuentro con Responsables de San Egidio en su visita al Trastévere Romano.

“Sin identidad no hay diálogo, es un diálogo fantasma”, les explicó el Papa Francisco, a quienes pidió que es necesario “caminar juntos sin perder la identidad". En su intervención, pidió a los presentes, de diversas religiones que nunca pierdan su identidad y que no finjan tener otra identidad para un diálogo. No sería posible ese diálogo explicó el Papa una y otra vez.

En su discurso, el Papa quiso plantear a los presentes una nueva línea para el diálogo interreligioso: el compromiso a favor del bien común: “Siempre que de la adhesión a una tradición religiosa nace un servicio más convencido, más generoso, más desinteresado a toda la sociedad, se produce un auténtico ejercicio y un desarrollo de la libertad religiosa”, explicó el Papa: “cuanto más se pone uno al servicio de los demás, más libre es”.

Por ello el Papa Francisco pidió que miraran a las necesidades de los pobres, a la justicia social y al desarrollo económico inclusivo. “El alma humana no puede perder de vista el sentido profundo de las experiencias de la vida y necesita recuperar la esperanza”, añadió el Papa: “En estos ámbitos, hombres y mujeres inspirados en los valores de sus tradiciones religiosas pueden ofrecer una ayuda importante, insustituible. Es un terreno especialmente fecundo para el diálogo interreligioso”.

Sin Dios, la dignidad del hombre es pisoteada

Momentos antes y en su discurso, el obispo de Roma habló de la libertad religiosa, de cómo Albania vivió momentos de violencia al excluirse a Dios a la fuerza de la vida personal y comunitaria y advirtió que: “Cuando, en nombre de una ideología, se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados”.

El Papa Francisco quiso recordar las palabras de San Juan Pablo II en Albania en 1993: “la libertad religiosa […] no es sólo un don precioso del Señor para cuantos tienen la gracia de la fe: es un don para todos, porque es la garantía fundamental para cualquier otra expresión de libertad” y añadió que “la verdadera libertad religiosa rehúye la tentación de la intolerancia y del sectarismo, y promueve actitudes de respeto y diálogo constructivo”.

“La intolerancia con los que tienen convicciones religiosas diferentes es un enemigo particularmente insidioso, que desgraciadamente hoy se está manifestando en diversas regiones del mundo”, afirmó el Papa, que pidió ofrecer la religión como fuente de paz y no de violencia:  “Nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia. Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio. Discriminar en nombre de Dios es inhumano”.

Así, el Papa defendió la libertad religiosa no sólo como un derecho, sino también como un espacio común en la que cada hombre y mujer indistintamente de su religión o confesión puedan sentirse como hermanos.

“Quien está seguro de sus convicciones no tiene necesidad de imponerse, de forzar al otro: sabe que la verdad tiene su propia fuerza de irradiación”, añadió el Papa, mostrando que el hombre es un peregrino en el mundo y explicando que no vivimos: “ni individualmente ni como grupos nacionales, culturales o religiosos, como entidades autónomas y autosuficientes, sino que dependemos unos de otros, estamos confiados los unos a los cuidados de los otros”. 

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