Conclusión
Cuanto más profunda es la experiencia
de Dios más libre nos encontramos para traspasar los recintos que nosotros
mismos nos hemos construido (J. Melloni).
Todos
los avances conseguidos en el “macrocosmos” del diálogo interreligioso se
arruinarían si no pudiéramos realizar un verdadero encuentro en profundidad,
intra-religioso, donde todos los creyentes nos supiéramos superados por el
misterio. Todas las religiones están llamadas hoy a encontrarse en el nivel más
esencial, como de hecho fue posible en Asís, en 1986.
[Siguiendo a Adolphe Gesché podemos decir a
los cristianos: «No es bueno para el cristiano estar solo». ¡No son las otras
religiones las que van a salvar la Iglesia! La actitud de acogida es decisiva
para que sobreviva. «Fuera de la Iglesia no hay salvación». Yo diría hoy mejor:
«Fuera del diálogo no hay salvación para la Iglesia». Por otra parte, este
diálogo no se entabla solamente con las otras religiones, se vive con la
humanidad y con todos los que creen, con todos estos “signos de los tiempos”,
como decía Juan XXIII].
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